21/10/09

INFORME DE INVESTIGACION ADELANTADA I




La investigación para este documental abarca varias temáticas que se derivan del diario escrito por Inés y del análisis que hago
partiendo de lo allí leído.

Uno de los temas principales que se aborda en el libro es la violencia intrafamiliar vivida por ella.

El fenómeno de la violencia intrafamiliar y de género ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad, y aunque en las últimas décadas múltiples campañas y esfuerzos se han emprendido con el objetivo de contrarrestar este flagelo, las estadísticas tristemente se mantienen y los testimonios aún permanecen silentes.

Pareciera entonces que vivimos en sociedades en las que el tratamiento que se da a la construcción de los roles de género, maneja una doble moral que consagra aún la supremacía masculina y la sumisión femenina como valores fundamentales del modelo estimado y recomendable de familia. Qué es ser hombre y qué es ser mujer en un contexto como el actual? Qué implicaciones tiene?

Esto supone un reto incansable para las mujeres que aún son víctimas de la subestimación y el arrinconamiento en cualquier dimensión de su vida. Este es un llamado a las mujeres del mundo a mantener abierto el espacio de reflexión sobre la responsabilidad de cada una en la perpetuación de modelos sociales desiguales y sexistas, o en la transformación de esta realidad mediante el rechazo a la omisión y la firmeza en la autoestima.
Sea esta una invitación a los hombres a cuestionarse sobre el rol que están desempeñando en la construcción de los imaginarios, discursos y narrativas alrededor de la feminidad y la masculinidad y la trascendencia de éstos en la familia.

Qué influencia tienen la omisión y el olvido en la perpetuación de los ciclos de violencia? Cómo contrarrestar o transformar la cadena de causas y efectos que respaldan el arraigo de castas y dinastías de guerreros en sociedades poco auto-reflexivas? Cuál es el papel de la familia, como base de la sociedad, en la herencia permisiva de comportamientos violentos?

Una propuesta de este tipo no sólo debe tener alcance en los escenarios tradicionales. La familia ha de ser el núcleo inspirador de un proceso formativo de reconciliación con el pasado, en un aprendizaje de los errores cometidos que permita una reflexión sobre el presente y la transformación para el futuro.

Durante la modernidad, muchos fueron los esfuerzos de la academia, la religión y el Estado por definir y trazar un horizonte decisivo sobre el deber-ser de la familia en todas sus dimensiones. Con la post modernidad, se abrieron puertas a nuevos escenarios y variables que con el tiempo han producido mutaciones en el modelo blindado y hermético que definió los fundamentos de la base de la sociedad en la época moderna.

Sin embargo, y a pesar de las múltiples evidencias de esta transformación, los sistemas tradicionalistas parecieran seguir ejerciendo una cierta presión sobre las estructuras sociales contemporáneas para intentar acomodar los viejos paradigmas al contexto contemporáneo. Así, los andamiajes educativos, políticos y culturales insisten en la construcción de una sociedad a partir de discursos que para la actualidad, son forzados.

El intento permanente por mantener silentes y distantes los episodios de violencia al interior de la familia, no conducen a procesos de sanación y reflexión congruentes con la realidad sino por el contrario a un tratamiento del dolor a través de la represión y la venganza.

Así se ha aprendido y enseñado durante años. Sin embargo, la curva ascendente, que muestra la línea de tendencia provocada por el cada vez mayor número de casos puestos en conocimiento de la autoridad competente, deja ver que poco a poco se va entendiendo que el hogar es la esfera íntima de protección frente a la violencia que se vive por fuera de él y no otro espacio mas para perpetuarla y que, por tal motivo, no se puede permitir que se transgreda el significado de la familia, ni tampoco que las personas que la integran sean los protagonistas de hechos violentos en el hogar

Dos de los hechos históricos que ayudaron a que se comenzara a visualizar la violencia intrafamiliar fueron el trabajo realizado por Henry Kempe en 1961 El síndrome del niño maltratado y por esos mismos años, movimientos feministas en Estados Unidos y Europa para el caso de la violencia contra la mujer. “En Latinoamérica, la visibilización fue posible gracias a las mujeres que se incorporaron a la lucha contra las dictaduras y denunciaron las opresiones vividas en el seno de sus hogares

No es hasta 1993, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena, que se reconoció, por parte de las Naciones Unidas, que la violencia hacia la mujer contrariaba sus derechos humanos, cualquiera que fuera el ámbito donde se realizara. La violencia contra la mujer, clasificada por muchos como el crimen encubierto más numeroso del mundo, supone la existencia de relaciones de inequidad entre hombres y mujeres, así como el ejercicio de poder desde lo masculino, lo cual subordina y desvaloriza lo femenino. Esta forma de discriminación cobra diversas manifestaciones; siendo considerada entre la más generalizada la violencia contra la mujer en el seno familiar, por ser una práctica comúnmente aceptada debido a los patrones de conducta históricamente establecidos. A la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, le siguieron La Conferencia de Beijing (1995), y la Resolución de la 49 Asamblea Mundial de la Salud (1996), que declaró la violencia como "prioridad de salud pública".

En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing, se elabora una Plataforma de Acción en la que se determinan las medidas que los gobiernos y las comunidades podrán adoptar para controlar la violencia contra la mujer. En dicha conferencia el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, manifestó que “la violencia contra la mujer, era un problema universal y señaló que la violencia en el hogar estaba aumentando y que de acuerdo a estudios efectuados en 10 países, entre un 17% y un 38% de las mujeres, habían sido víctimas de agresiones físicas por parte de su pareja.”

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